viernes, 12 de octubre de 2007

Como siempre, hablemos claro

Estimado vecino:

Después de haber librado el buen combate, y habiendo transcurrido diez años de una gestión municipal en San Miguel que la mayoría de los vecinos aprueba, siento la necesidad de hablar sinceramente con usted sobre los tiempos que vienen.

Estamos hoy en plena campaña y en las calles del distrito se propalan y exhiben consignas políticas, que martillan los oídos y empapelan los ojos. Es que cada candidato quiere seducir al electorado y llevar agua para su molino. Algunos, sin tomar conciencia que las promesas de hoy deberán cumplirse mañana.

Y digo esto, porque yo aprendí a distinguir entre las obras que se pueden realizar y las expresiones de buenos deseos. Por eso, como vecino con experiencia de gobernante, quiero echar un poco de claridad en medio de tanta confusión y, si usted me lo permite, ayudar a reflexionar para elegir mejor.

Una manera de diferenciar la fantasía de la realidad y de no comprar pescado podrido es juzgar por uno mismo. La fórmula es sencilla: creer en lo que vemos, en lo que está a la vista, en lo que es demostrable. Desconfíe de los candidatos que gritan, acusan, insultan y amenazan. Son los que, por lo general, no tienen nada importante para ofrecer y menos, para mostrar.

Recuerde cómo estaba el distrito hace diez años y compárelo con el San Miguel de hoy. Para esto no es necesario ser un experto, sólo hay que abrir bien los ojos y ejercitar la memoria. Es más, ni siquiera hace falta encontrar coincidencias políticas e ideológicas, porque para elegir un buen intendente, la condición fundamental es amar el lugar donde uno vive.

Le propongo que haga lo que yo hice antes de escribir esta carta: salga a la calle, recorra el distrito, compare y analice con objetividad. Seguramente encontrará muchas cosas para mejorar y otras que todavía están ausentes. Pero el balance final mostrará un San Miguel distinto, un San Miguel que sorprende a propios y extraños porque no para de crecer.

Es cierto que nadie cosecha sin haber sembrado y no se puede cambiar todo de la noche a la mañana. La administración comunal, que yo inicié en 1997 y que hoy conduce Oscar Zilocchi, ha puesto a San Miguel en el camino de la transformación y está a tiro de convertirlo en un distrito modelo, para orgullo de sus habitantes.

Desde mi condición de vecino, siento que aquello que alguna vez fue un sueño hoy está próximo a cumplirse. No deja de emocionarme que así sea, y para qué lo voy a negar, siento también el orgullo de ser parte de este proceso.

Sólo me queda un anhelo: que el cambio y la transformación no se interrumpan. Por ello, el domingo 28 de octubre confirmaré mi compromiso con este proyecto, votando ese día a Oscar Zilocchi. En sus manos, vecino de San Miguel, está la posibilidad de asegurar el futuro que nos merecemos.

Aldo Rico

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